Tercer ciclo de diálogos entre el gobierno colombiano y el ELN

Declaraciones exclusivas del Comandante Pablo Beltrán, jefe de la delegación de Paz del Ejército de Liberación Nacional (ELN).

Por María Fernanda Barreto

Esta semana inicia el tercer ciclo de diálogos entre el Gobierno de Colombia y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), la más grande y antigua guerrilla de América Latina. El primero de estos encuentros se desarrolló en Venezuela; el segundo en México, mientras que el próximo será en Cuba, a partir de mañana martes, aunque las delegaciones de ambas partes ya se encuentran en la mayor de las Antillas desde hace varios días.

En este tercer ciclo las expectativas incluyen el logro de un cese al fuego bilateral entre el ELN y el Estado colombiano, y nuevos acuerdos para acciones humanitarias. Pero quizás el punto más esperado por las comunidades organizadas, movimientos sociales y organizaciones políticas de base, es el que se refiere al establecimiento de los mecanismos que garanticen la participación popular en esta mesa.

Por eso, el pasado viernes 28 de abril, cuando tuvimos la oportunidad de entrevistar al Comandante Pablo Beltrán, jefe de la delegación de Paz del ELN, en un espacio de la red social Twitter organizado por Alcarajo.org, insistimos en este asunto.

Le planteamos al jefe de esta organización insurgente que, dado el momento histórico en el que se encuentra Colombia cuando la participación popular es definitiva, no solamente para hablar de procesos de diálogo como este sino en general para todos los procesos democratizadores, nos interesaba conocer cómo se prevé avanzar en este ciclo en torno a los mecanismos que permitirán la inclusión del pueblo colombiano en esta mesa, a lo que el  Comandante Beltrán contestó: 

“Nosotros llevamos más de 30 años hablando de esto, agitando esta idea de la Convención Nacional, de la participación de la sociedad, llegó el momento de concretarlo. Nos parece que si con este gobierno acabamos de firmar un acuerdo que en el corazón de ese acuerdo en México tiene la participación, pues están dadas las condiciones políticas para llevar a cabo eso.

“¿Cómo pensamos hacer? Pues la mesa tiene que ingeniar también y crear mecanismos propios de la sociedad para que ella misma haga los diseños y conduzca el proceso. O sea que lo vinculante no está en los resultados, no, lo vinculante arranca desde el diseño de cómo participar, teniendo claro de que no debe excluir a ningún sector. Tiene que ser amplia, tiene que ser clara de qué es lo que buscamos, tiene que tener un acotamiento en el sentido de qué es posible en este gobierno y qué es necesario que se haga en otro gobierno. Como dice en la agenda de México, estamos buscando que haya transformaciones y cambios de corto, mediano y largo plazo.

“A este gobierno le tocará hacer la cuota inicial, pero como bien se sabe, si usted está planeando, por ejemplo, una transición energética, los expertos dicen que dura 40 años, pero lo que se haga en estos tres años es determinante para que comience bien de aquí en adelante.

“Lo mismo pasa con el conjunto de transformaciones del país. Así se piensa en el largo y mediano plazo. Lo que se haga en el corto plazo debe ser un muy buen inicio y un buen enrumbamiento de todo el proceso de transformaciones. En ese sentido es que se está convocando a que haya una amplia participación social y política, que es lo fundamental.

“Los históricamente excluidos deben estar en el centro de esta participación porque en Colombia hay gente a la que le sobran espacios de participación, pero la gran mayoría no sabe qué es eso. Entonces el reto está en incluir a esos amplísimos sectores históricamente excluidos. En discutir qué es lo que necesita el país, por qué es que el que discute qué necesita el país se compromete a participar en la lucha por esos cambios.

“Estamos buscando, una gran alianza, un gran acuerdo nacional por unos cambios que comiencen en este gobierno y aspiren a trascender más allá de eso. Y claro, corremos detrás de muchos fantasmas, porque la participación está muy desprestigiada, se ha manipulado, se ha hablado mucho de esto y se ha quedado vendiendo humo.

“Entonces, pasar por encima de ciertos lastres negativos en este campo es otro de los retos que tenemos, o sea que no solamente incluir a los que nunca han hablado, participado, sino demostrar con hechos que no es más de lo mismo en el sentido de las falsificaciones de la participación. Como ve, los retos son amplios, pero pensamos que si tenemos un buen socio en el gobierno vamos a poder remontarlos”, concluyó Beltrán.

De implementarse un mecanismo de participación verdaderamente incluyente que permita que las distintas expresiones del pueblo organizado se involucren en este proceso de Paz, se marcaría un hito histórico que rompería con el tradicional esquema de “desmovilización, desarme y reinserción” que en los últimos tres siglos se ha ejecutado en el territorio colombiano y que como es evidente, ha terminado por perpetuar la guerra.

El gran desafío de las organizaciones populares será pensar cómo se construye el camino a la Paz, “total” o no, pero verdadera, al mismo tiempo que enfrentan la violencia paramilitar, la manipulación mediática, el robo permanente de sus riquezas, la extrema desigualdad socio económica, el racismo y el patriarcado estructural, entre otras muchas injusticias que siguen siendo parte de la realidad del único país miembro de la OTAN en la región nuestroamericana.

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Por eso, el pasado viernes 28 de abril, cuando tuvimos la oportunidad de entrevistar al Comandante Pablo Beltrán, jefe de la delegación de Paz del ELN, en un espacio de la red social Twitter organizado por Alcarajo.org, insistimos en este asunto.

Le planteamos al jefe de esta organización insurgente que, dado el momento histórico en el que se encuentra Colombia cuando la participación popular es definitiva, no solamente para hablar de procesos de diálogo como este sino en general para todos los procesos democratizadores, nos interesaba conocer cómo se prevé avanzar en este ciclo en torno a los mecanismos que permitirán la inclusión del pueblo colombiano en esta mesa, a lo que el  Comandante Beltrán contestó: 

“Nosotros llevamos más de 30 años hablando de esto, agitando esta idea de la Convención Nacional, de la participación de la sociedad, llegó el momento de concretarlo. Nos parece que si con este gobierno acabamos de firmar un acuerdo que en el corazón de ese acuerdo en México tiene la participación, pues están dadas las condiciones políticas para llevar a cabo eso.

“¿Cómo pensamos hacer? Pues la mesa tiene que ingeniar también y crear mecanismos propios de la sociedad para que ella misma haga los diseños y conduzca el proceso. O sea que lo vinculante no está en los resultados, no, lo vinculante arranca desde el diseño de cómo participar, teniendo claro de que no debe excluir a ningún sector. Tiene que ser amplia, tiene que ser clara de qué es lo que buscamos, tiene que tener un acotamiento en el sentido de qué es posible en este gobierno y qué es necesario que se haga en otro gobierno. Como dice en la agenda de México, estamos buscando que haya transformaciones y cambios de corto, mediano y largo plazo.

“A este gobierno le tocará hacer la cuota inicial, pero como bien se sabe, si usted está planeando, por ejemplo, una transición energética, los expertos dicen que dura 40 años, pero lo que se haga en estos tres años es determinante para que comience bien de aquí en adelante.

“Lo mismo pasa con el conjunto de transformaciones del país. Así se piensa en el largo y mediano plazo. Lo que se haga en el corto plazo debe ser un muy buen inicio y un buen enrumbamiento de todo el proceso de transformaciones. En ese sentido es que se está convocando a que haya una amplia participación social y política, que es lo fundamental.

“Los históricamente excluidos deben estar en el centro de esta participación porque en Colombia hay gente a la que le sobran espacios de participación, pero la gran mayoría no sabe qué es eso. Entonces el reto está en incluir a esos amplísimos sectores históricamente excluidos. En discutir qué es lo que necesita el país, por qué es que el que discute qué necesita el país se compromete a participar en la lucha por esos cambios.

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