Japón comenzó este fin de semana a verter al mar el agua con la que enfrió los reactores de la planta nuclear de Fukushima.
China denunció el apoyo de Estados Unidos a este acto y recordó que la aprobación de pocos países no significa que Japón pueda hacer lo que quiera.
Esta semana comenzó el proceso esencial para el desmantelamiento de la planta de Fukushima. El agua, antes de ser vertida al mar, fue filtrada de la mayoría de sus elementos radiactivos, excepto del tritio, que es difícil de separar del agua. China denunció el abierto apoyo de Estados Unidos a Japón para ejecutar el plan.
Al respecto, alertó que la luz verde de pocos países para verter aguas contaminadas con desechos nucleares, no significa que Japón pueda hacer lo que quiera.
Pekín también afirmó que este asunto, por tener impactos globales y medioambientales no es para nada, un asunto interno de Japón.
Distintos activistas denuncian que no se verán desastres inmediatos como detectar material radiactivo en los mariscos, pero parece inevitable que este vertimiento plantee un riesgo para la industria pesquera local. Tanto Japón como Corea del Sur fueron testigos de múltiples protestas contra el vertimiento, ante oídos sordos de las autoridades niponas.
